domingo, 5 de junio de 2011

Palabras

Palabras… no son más que sonidos generados al mover las articulaciones de la boca y al salir el aire de nuestros pulmones, que choca con nuestras cuerdas vocales; o tal vez son sólo manchas de tinta en un papel, esbozadas por la perezosa o elocuente mano de uno de nosotros, palabras…


¿Qué son a parte de entes armoniosos que pueden cobrar vida? Estos entes son poco apreciados por nuestra ególatra raza, pero hay que saber, que son lo más poderoso del universo. Las palabras pueden crear cosas hermosas, pueden pintar en nuestras mentes templos malditos o llanuras toscas, pueden hacer que veamos lugares inimaginables e incomprensibles, pueden incluso librarnos de nuestras pesadas cargas mundanas y transportarnos a parajes de ensueño.


Pero también pueden ser entes dañinos y malignos, que nos desgarran la piel sin tocarla, que nos parten el corazón sin golpearlo; pueden destruir sueños enteros, vidas enteras… también provocar guerras, hambrunas, muertes, odio, sufrimiento, destrucción…


A pesar de esto, no hay que tener miedo a estos maravillosos seres, pues aunque pueden dañar y a veces aterren, como hemos dicho antes también crean, y no hay nada más precioso que algo que surge, una historia, una anécdota, una conversación… Todo lo que nos pueden quitar las palabras, también nos lo pueden dar; sólo hay que tener una premisa clara: estas palabras, estos seres etéreos, estos entes divinos, no son más que títeres de la conciencia humana, pues no siguen más que las instrucciones que transmiten nuestras neuronas a lo más profundo de nuestro cerebro. Teniendo esto claro, y confiando que el lector haya captado lo que estoy intentando explicar…
¿Para que vas a utilizar tus palabras?

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