Lo que entendemos hoy en día por pensar distinto se basa en elegir un camino menos tradicional, pero al fin y al cabo un camino dictaminado por una gran fuerza invisible con ideas contradictorias. No podemos ser felices en el instante en el que aceptamos esta cruel realidad, y posiblemente nunca lo podremos ser si seguimos permaneciendo esclavos de las órdenes dictaminadas por una piara de cerdos con traje y una cantidad desorbitada de dinero.
¿Acaso no somo capaces de ver que todo va mal? ¿Acaso no nos damos cuenta que lo estamos haciendo mal? Todo esto parará cuando el ser humano deje de ser el animal voraz y egoísta que lleva destruyéndose a si mismo desde el principio de los tiempos.
Estamos condenados.