lunes, 29 de agosto de 2011

Hacia la boca del infierno


   La lluvia torrencial golpea nuestros cuerpos con furia, los débiles mueren ahogados mientras que los fuertes se mantienen intactos. La vida en un barco no es fácil, y aún menos cuando el cielo y el mar han hecho un pacto con el demonio para que no llegues a tu destino. Las implacables olas golpeaban la proa con fuerza, y la fuerza era tal, que el hermoso mascarón de proa que representaba a una sirena, había sido arrancado de cuajo y enviado directamente a las profundidades marinas. El barco se tambaleaba cruelmente, y algunos de los tripulantes salían despedidos de la cubierta para hacer compañía al mascarón.
   “¡Las velas se están rasgando!”- sonó por estribor.
   El pánico se apoderó de algunos, pero la mayoría luchaban tenazmente contra el vendaval, contra la tormenta, contra el mismisimo Poseidón... Marineros corrían de un lado a otro, atando cabos, sujetando las velas, intentando dominar el timón, pero parecía que una fuerza sobrenatural no quería que sobreviviesen, pues el viento golpeaba cada vez con más y más fuerza, las olas cada vez más grandes ya inundaban los camarotes y arrastraban a los valientes marineros a una muerte cruel.
   El capitán daba ordénes serenamente y a la vez severamente, el conseguía que los marinos guardaran la esperanza, pero cuando una nefasta ola perforó la parte inferior de la proa, el mismo sabía que estaban perdidos. “¡El barco se está hundiendo!”- Este grito recorrió el barco como un relampago, y sentó como un latigazo en la espalda... ¿Todo el esfuerzo en vano? ¿Vamos a morir?...
   A pesar de que la furiosa tormenta ahogaba nuestros llantos la voz del capitán retumbó como un trueno en toda la embarcación:
   -” ¡Marineros! Sentíos orgullosos de vosotros mismos, incluso en las condiciones más adversas habeís dado todo lo que estaba en vosotros, os habéis exprimido al máximo y no os habeís rendido en ningún momento. ¡RECIBAMOS EL INFIERNO CON UNA SONRISA EN LA BOCA!”



domingo, 28 de agosto de 2011

..


Vive
Come
Habla
Piensa
Actúa
Ríe
Duerme
Camina
Trabaja
Liga
Ama
Llora
Corre
Nada
Besa
Lucha
Gana
Pierde
Muere
.
.
.
¡Bravo! Eres como cualquier otra persona…

No volverán


Las balas pasan rozando nuestras cabezas, la muerte nos rodea expectante. Aquí, en el fin del mundo, en el centro del huracán, la vida de nuestros compañeros se escurre entre nuestros dedos, su sangre impregna nuestra ropa, sólo un cuerpo inerte es lo que queda de aquellos camaradas que alguna vez fueron personas alegres y vivarachas, sólo queda el dolor de su pérdida marcado en  nuestras cabezas, cabezas ahora endurecidas después de ver a tantos caer, ahora vacía de sentimientos, pues quien se deja embaucar por las emociones en la guerra únicamente consigue abrazar a la Muerte con más fuerza y rapidez. Ellos nunca volverán a casa, ellos nunca volverán…
Observamos la matanza con ojos vacíos, pero no podemos tener miedo, no debemos… Lo único que nos queda ahora  es levantarse y luchar, luchar por nuestro país, luchar por los nuestros, luchar…¿por qué?... La mayoría somos jóvenes asustados que fueron enviados por necesidad, ¿pero acaso sabíamos lo que nos esperaba? ¿Acaso la mente de cualquier persona está capacitada para esto? El único instinto que nos mueve es el de supervivencia, y la supervivencia en la guerra solamente se consigue eliminando al enemigo… Nos hemos convertido en monstruos sedientos de sangre, que ni siquiera se inmutan al ver gente morir a su alrededor o al tener que matar a una madre enfrente de su hijo…
Las pesadillas nos atormentan por la noche, y se hacen realidad a la luz del día… Sólo queremos que esto acabe… sólo queremos que se nos perdone… pero antes de poder redimirnos, tenemos que caminar un largo trecho entre las tinieblas hasta alcanzar nuestros objetivos… la muerte parece un camino mucho más cómodo.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Decepción


Me siento profundamente decepcionado, decepcionado con vosotros, y decepcionado conmigo mismo por haber sido tan imbécil de haber confiado… confiado en que nunca dejaríais que el ego intoxicara vuestras mentes, dejando que las inunden de podredumbre que corrompe y destroza la moralidad; aquella moralidad de la que un día presumisteis, que ahora se ve relegada irremediablemente al plano del olvido, pues vuestro ahora enorme y poderoso ego no os permite ni tan siquiera recordar aquello que era llamado “moral”. Ser bueno se acabó, seamos egoístas… no pronunciasteis con la boca estas palabras, pero vuestro corazón las gritaba a los cuatro vientos, clamaba auto-supervivencia, clamaba poder… Estos sentimientos son más propios de animales que de vosotros, vosotros que antes erais puros y ahora subsistís eternamente sumidos en un mundo lleno de amargura y odio… Miraos a vosotros mismos, ¿de verdad os gusta lo que veis? Ya me he cansado, observad como me alejo, pues cuando los propios humanos te decepcionan, sólo puedes decir adiós…

miércoles, 29 de junio de 2011

Mecánica

Su energía me atrapa y me empuja hacia él, mis sentidos se someten sin meditarlo a su voluntad, mi alma reza por notarlo más cerca… ese frescor, esa felicidad que irradia… felicidad inconmensurable e inimaginable; infinita y eterna; pura. Se mueve armoniosamente, siguiendo los compases perspicaces que algún ser maravilloso implanto en él… Él, que está cuando tu lo necesitas, el tiempo que necesites y donde necesites… sólo de pensarlo mi cuerpo desfallece en un orgasmo celestial, que me transporta hacia verdes prados e inmensas playas de aguas cristalinas y arenas blancas y suaves…
Podréis decir que estoy divagando, pero no somos conscientes de la enorme bendición que nos proporcionan estos aparatitos, que pueden ser pequeños o grandes, portátiles o estáticos, estos aparatitos diseñados en pos de nuestro confort y disfrute, estos aparatitos angelicales, cuya tarea no es otra que refrescarnos cuando más lo necesitamos…
No somos nada conscientes de lo que queremos a estos seres mecánicos y autómatas, los ventiladores.

domingo, 19 de junio de 2011

Días de Estudio


   La cabeza se me vuelve pesada, los cansados ojos luchan por mantenerse abiertos, mi destrozada mente intenta pensar razonadamente, pero es totalmente imposible. Los brazos no quieren moverse, las piernas no me responden; no quiero estudiar, no puedo. Las integrales se transforman en manchas de tinta borrosas en el papel, los sumatorios cobran vida y me arrastran hacia un mundo de sueño; parece que Morfeo no quiere que apruebe, pero mi voluntad resurgirá y al final lo conseguire.
   ¿A quién quiero engañar? Mi fuerza de voluntad se asemeja a la de un pescado muerto que es arrastrado por la fuerte corriente que conduce a la pereza. Sería tan cómodo dejarlo todo, irme a despendolarme, irme a olvidar lo aprendido. Pero hay una cosa, un ente que lucha dentro de mí contra la fiera bestia que es la pereza. Ese ente endeble y débil es también conocido como “sentimiento de responsabilidad”, aunque estos años se ha pasado bastante tiempo dormido o mirando hacia otro lado. Pero ahora y más que nuca, lucha por seguir adelante. ¿Lo conseguirá? De momento está claro que no, porque en el caso de que ahora reinara sobre mi espíritu ese ser, no estaría escribiendo...
   Pero bueno, parece que poco a poco va ganando la batalla, pues lentamente mis ganas de escribir disminuyen. En cierto modo es trágico, porque el intelectual poeta de la prosa va a morir a manos del insensible ingeniero informático, pero es lo que toca: de algo hay que vivir. Sin darme ni cuenta, sé que cuando acabe de escribir, voy a estudiar, y no voy a parar en horas… no quiero, no quiero, tengo mucho sueño... ¡que le den a cálculo! ¿Quién lo necesita?...



sábado, 18 de junio de 2011

Días Libres

   Un extraño ardor en el estómago hace que mi cerebro empiece a funcionar lentamente. El olor agrio y hediendo de mi boca hace que mis sentidos quieran seguir dormidos, pero ya es tarde, me estoy despertando, aunque parece que mis músculos aún yacen inertes en la piedra fría del suelo, doloridos y congestionados, cansados, sin el menor indicio de querer moverse. La cabeza me da vueltas, mis ojos intentan enfocar inútilmente cualquier objeto de mi alrededor, mi quejumbrosa mente intenta trabajar para saber lo que está pasando… ¿o lo que ha pasado?
   El vómito sale de mi boca dolorosamente, la masa sólida que recorre mi laringe se atasca, ahogándome, quemándome con los desagradables ácidos de mi pobre y castigado estómago… Cuando termino de escupir el último tropezón, me recuesto en el suelo de nuevo, mi cuerpo está destrozado, por dentro y por fuera ¿Qué son esos cortes y moratones? ¡Joder! No soy capaz de descifrar mis pensamientos, que se agolpan contra mi cabeza intentando escapar… siento que utilizan taladros diabólicos que me producen un dolor infernal y continuado… pero bueno, ya se sabía que esto pasaría, me parece que mi día libre lo aproveche demasiado bien, que lástima que hoy tenga que soportar esta sensación asquerosa, que pena que ahora este sumido en esta descomunal resaca

martes, 14 de junio de 2011

El Diván

   Y sentóse la estirada y prepotente señorita en el cómodo diván, y entre llantos y algún sollozo confesó a su amigo fiel, el psicólogo, que un enorme problema la venía atormentando desde hace innumerables años . Pero el problema de esta persona desquiciada, no se trataba de un mísero problema trivial y mundano, si no que era un problema tan grande, que escapaba a la escasa comprensión humana y se mezclaba con la divinidad del infinito.
   Las palabras salieron miedosas de su pequeña boca, entrecortadas por balbuceos, desquiciando los tímpanos del expectante espectador, que intentaba aferrarse hasta al sonido más nimio para captar el trascendental mensaje; el cerebro del venerado señor, que atendía a cualquier tipo de persona que estuviera lo suficientemente loca y fuera lo suficientemente rica, captó por fin las palabras de la bella joven, que se fueron descifrando poco a poco en su mente, hasta que vislumbró dentro de sí mismo tres palabras perfectamente definidas:
Soy la Hostia

lunes, 6 de junio de 2011

Las Madres

Las madres,
Animales característicos de la inútil raza humana, también emparentadas con las hienas y los chinos. Este extraño ser es capaz, tanto de hacer de tu vida un gran jardín lleno de ponis rosas, como de convertirla en una masa pegajosa y sanguinolenta de dolor. Las madres, con sus afiladas uñas, pintadas de colores extravagantes según su estatus de reinona, crean deliciosos banquetes dignos de sultanes, y con su poderoso arma, la bala-zapatilla, crean moratones enormes y duraderos en nuestro blandito cuerpo. Las madres, seres sobrenaturales que son capaces de llevar la razón y contradecirse al mismo tiempo, seres geniales que te dejan encerrado/a en cualquier parte utilizando sólo el frágil poder de una fregona, seres omnipotentes que saben en todo momento qué haces y dónde estás, seres inefables en su entero significado. 
Te quiero mamá.

domingo, 5 de junio de 2011

Lágrimas Dormidas

   El enorme ego del hombre no le permite ver su insignificancia, no son capaces de darse cuenta que algo tan pequeño, tan minúsculo como el ser humano no puede compararse a la inconmensurable inmensidad del mar. Esta inmensidad, se percibe en mi mente, y se proyecta en mi cuerpo como miedo, como desorientación, como angustia… Me hayo sola en medio de nada, y la vez, en medio de todo; me encuentro flotando a la deriva en una barca vieja y podrida, cuyos tablones crujen con cada ola, y parece que gimen como si estuvieran aguantando un dolor enorme. Me siento sola… sola y perdida…perdida y destrozada… y es que a parte de tener que aguantar la soledad, tengo que resistir la dura tempestad que azota el agua desde el poderoso cielo; cada gota de agua en mi cuerpo endeble duele como un puñal, un puñal de acero frío como el hielo, que hace que mi cuerpo se estremezca, tiemble, llore, sufra… Pero aguantar esta lluvia eterna no es lo más espantoso que inunda mis pensamientos, el dolor que más siento es causado por la persona más maravillosa que jamás conoceréis… Él, mi confidente, mi amigo, mi vida… Él lo era todo para mí, y ya no está... y ahora cada día que paso en esta embarcación solitaria se convierte en veinticuatro horas de frustración, en mil cuatrocientos cuarenta minutos de agonía, en ochenta y seis mil cuatrocientos segundos de desesperación. Sueño cada noche que estoy con él, sueño despierta que su mano, tan suave y cálida, roza mi cara con ternura… pero esto es sólo culpa de una persona rota, una persona antes viva y ahora muerta, esto sólo es culpa mía… Dicen los hombres sabios que no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos, una reflexión interesante, puesto que los humanos tenemos tendencia a la avaricia, a la codicia, a querer tenerlo todo, y una vez lo tengamos, buscamos más; esta penosa naturaleza no nos hace más felices, al contrario, nos convierte en seres glotones que nunca se encuentran saciados, y así era exactamente como yo me sentía… ¿Por qué no me conformé con lo que tenía? ¿Cómo pude ser tan imbécil de tirarlo todo por la borda? Yo, que era una mujer feliz y alegre, con un marido que me quería, que me amaba por encima de todo… ¿Por qué lo hice? Será algo que nadie nunca entenderá… y es que ser fiel lo era todo para él, confiaba en mí, hubiera dado su vida por mí, pero cuando se enteró de mi aventura, algo en su interior cambió para siempre, algo encerró en lo más profundo de su corazón el amor que alguna vez pudo sentir por mi… y no le culpo, yo sólo culpa a la naturaleza despreciable de los humanos, que nos hace convertirnos en animales primitivos esclavos de nuestros instintos…  Todo esto ha sido por mi culpa, y esta dolorosa lluvia no parará nunca, no parará nunca, no parará…. 


   Mi cabeza da vueltas, mis ojos sólo captan oscuridad, mi cuerpo esta cansado; estoy tumbada, pero mis extremidades aún no responden… Noto calor recorriendo mi piel, noto el suave tacto de las sábanas, noto contacto humano, a mi lado, tumbado como yo, noto su respiración tranquila, y si me concentro, noto su corazón latir… ese tenue sonido consigue que me relaje, y mientras mi cerebro capta sensación de comodidad y confort, mi sentidos me advierten que estoy en una cama, con una persona recostada a mi lado… Ahora siento miedo, ¿dónde estoy?, me revuelvo, me siento incómoda, pero esa sensación sólo dura hasta que escucho una voz que me susurra al oído:
¿Has tenido una pesadilla cariño?, Tranquila, estoy aquí… Te quiero.

Grumitos

   Nunca creí que nadar fuese tan placentero… Mover los brazos hacia delante y hacia atrás, y mover las piernas hacia arriba y hacia abajo, todo con un ritmo acompasado y armonioso, hace que mi cuerpo resida en un estado de alegría inmensa. ¿O tal vez no es por el mero hecho de nadar?¿Será porque me encuentro nadando en una sustancia celestial? Esta sustancia es suave y esponjosa, tiene grumitos, y acaricia mi cuerpo con su agradable textura… ¿Y su color? ¡Oh su maravilloso color!, entro en éxtasis sólo de pensar que estoy nadando en un espeso líquido rosa… ¡Rosa! ¡Mi color favorito!

    Mi gozo no cabe en mi mundano cuerpo, y me incita a beber este néctar sagrado en el que nado… pero… ¿Por qué iba a hacer eso? ¿Acaso mi subconsciente quiere que deje de ser feliz? ¿Acaso no se da cuenta que si ingiero esta poderosa sustancia no podré nadar más en ella?, pero los instintos primitivos de mi cuerpo son más fuertes que cualquier argumento lógico… Mi boca empieza a abrirse lentamente, tímida, mientras el rosa inunda poco a poco mis hambrientas fauces y llena mi paladar con exquisita y pura felicidad… ¡Oh Dios mío! ¡Esto es la gloria! 

   Y como todo lo bueno en esta vida se acaba alguna vez, mi nueva bebida se fue agotando agónicamente. Un estado de ansiedad recorre ahora mi cuerpo y mi mente, mis neuronas mandan señales a mi cerebro pidiendo más… ¡quieren más!, y por eso ahora en lo profundo de mi ser resuena una simple pregunta:

“¿De dónde voy a sacar ahora otra vez tanto batido de fresa?”

Ojos de Ángel

Aquella tarde era una tarde de Abril, calurosa como ninguna (algunos dicen que por el cambio climático), ella salió de la academia. Ella, causa de mis peores males, causa de mi enfermedad, causa de que esté preocupado siempre…. tenía que acabar con aquella situación de malestar, no podía aguantar un solo día más sin que supiera que la amo, que la deseo con todas mis fuerzas, que me hace suspirar todas las noches, que me tiene en vela cada vez que no tengo noticias de ella, que me hace sentir como un imbécil cuando me mira con sus preciosos ojos negros, que me hace sufrir cada vez que está triste…. Pero, ¿cómo? Esa era la cuestión,¿ sacaría el valor suficiente para decírselo? No, aquella tarde no, imposible…. Vuelvo solitario a mi casa, meditando, pensando, rayándome: ¿por qué no lo habré hecho?, me reprocho una y otra vez. El camino hasta mi casa es largo y cuesta arriba; cuesta arriba se me hace este tema…. No sé qué hacer, no sé si alguna vez podré reunir el valor suficiente para decirle que siento arder mis labios cada vez que me abraza, cada vez que está cerca de mí….cada vez que me mira. ¡Esos ojos!,¡ esos ojos de ángel son los que me han perdido!. Cada vez que me mira es como si me dejara desnudo y supiera todo sobre mí, esos ojos…..
En el camino de vuelta a casa, largo y cuesta arriba, hay un parque, un parque infantil…me recuerda cuando era niño, tan inocente, tan puro…como esos ojos…¡Dios! ¿por qué están en todos mis pensamientos? Me parece que me estoy volviendo loco…no puedo aguantar más…ya está, estoy decidido, iré a verla a su casa mañana y le abriré mi corazón. Sí, era una buena idea. Voy corriendo feliz a mi casa, deseoso de cenar y acostarme. Cuando llego me doy cuenta de que faltan tres horas para la cena...¿y ahora qué hago?....me tumbo en mi cama…pienso….¿qué debería hacer?...ya sé….le llevaría a dar una vuelta, un paseo, la invitaría a algo y se lo confesaría..¡sí!, ¡eso haría!..
Me levanto temprano, sin necesidad de dormir más, espídico, alterado, nervioso…..¡Diiiioooos! ¿qué voy a hacer??... pero no, no me voy a echar atrás… me visto y me dirijo a casa de la dueña de los ojos que me tienen embelesado…..el camino se me hace muy corto…..y además ya sé a donde la voy a llevar.
Llamo a su puerta, después de un rato esperando una voz dulce, femenina y pura contesta. Ella abre la puerta, aún en pijama ( un camisón de seda de color negro) y me contesta que en 5 minutos estará lista.¡Iluso de mí! A la media hora la causante de mis males se presenta junto a mí con unos vaqueros negros y una camiseta blanca con dibujos también negros. La idea del paseo le parece bien y nos dirigimos al centro de la ciudad. Charlamos animadamente. Me encanta ver como entrecierra los ojos al reírse.
Nos decidimos a pararnos en un café…reúno el valor suficiente y se lo suelto….Con cara de alegría la recibo con un beso...caluroso, tierno, sensible..¡ahora se podría decir que he alcanzado la plenitud!.Después de este pequeño y placentero inciso ella recibe una llamada y me dice que se tiene que ir corriendo a casa…. Nos despedimos con otro inolvidable beso y se marcha corriendo…
Ni aunque hubiera corrido lo suficiente hubiera podido impedir que aquel coche blanco, se tiñera de rojo con la sangre de la causante de todas mis pasiones…. No tuve fuerzas para resistir eso….después de estar llorando como un auténtico idiota abrazado a su cuerpo inerte descubrí que no quería seguir viviendo sin ella. Por eso escribo esta carta de suicidio explicando mis razones para no seguir viviendo. Voy a intentar seguirla al más allá, pero aunque no la encuentre allí, siempre llevaré grabado con fuego en mi mente aquella mirada tierna, sincera, penetrante… faltan adjetivos para describir esos ojos…ojos de ángel.

Palabras

Palabras… no son más que sonidos generados al mover las articulaciones de la boca y al salir el aire de nuestros pulmones, que choca con nuestras cuerdas vocales; o tal vez son sólo manchas de tinta en un papel, esbozadas por la perezosa o elocuente mano de uno de nosotros, palabras…


¿Qué son a parte de entes armoniosos que pueden cobrar vida? Estos entes son poco apreciados por nuestra ególatra raza, pero hay que saber, que son lo más poderoso del universo. Las palabras pueden crear cosas hermosas, pueden pintar en nuestras mentes templos malditos o llanuras toscas, pueden hacer que veamos lugares inimaginables e incomprensibles, pueden incluso librarnos de nuestras pesadas cargas mundanas y transportarnos a parajes de ensueño.


Pero también pueden ser entes dañinos y malignos, que nos desgarran la piel sin tocarla, que nos parten el corazón sin golpearlo; pueden destruir sueños enteros, vidas enteras… también provocar guerras, hambrunas, muertes, odio, sufrimiento, destrucción…


A pesar de esto, no hay que tener miedo a estos maravillosos seres, pues aunque pueden dañar y a veces aterren, como hemos dicho antes también crean, y no hay nada más precioso que algo que surge, una historia, una anécdota, una conversación… Todo lo que nos pueden quitar las palabras, también nos lo pueden dar; sólo hay que tener una premisa clara: estas palabras, estos seres etéreos, estos entes divinos, no son más que títeres de la conciencia humana, pues no siguen más que las instrucciones que transmiten nuestras neuronas a lo más profundo de nuestro cerebro. Teniendo esto claro, y confiando que el lector haya captado lo que estoy intentando explicar…
¿Para que vas a utilizar tus palabras?

Suave

Suave… noto suave su mano al acariciar mi cara, suave y firme al mismo tiempo; pero esa sensación de suavidad que me proporciona esa dulce mano me produce un terror inimaginable, un miedo inconmensurable que hace que mi cuerpo se estremezca, una congoja que hace que me debata entre la cordura y la locura… Pero aunque esa mano siente como sufro por mi interior, no cesa en su empeño de acariciarme, no deja de hacer que note su frío tacto por mis pechos, por mis caderas, por mi vientre, por mi espalda… su frío tacto…

La locura se apodera de mi mente, en un instante todo se torna oscuro y sin sentido; aquella mano suave y firme se transforma lentamente en una mano basta y dura, con garras como garfios que se clavan en mi carne como anzuelos, que la desgarran, formando regueros de sangre que se deslizan por mi cintura, la cintura a la que ahora se aferra aquella extremidad monstruosa, a la que se le otra, que me agarra con mayor fuerza, abriendo nuevas heridas en mi cuerpo… mi cuerpo, antes femenino y esbelto, yace en el suelo demacrado, temblando…

Noto las lágrimas corriendo por mis mejillas, noto mi cabeza a punto de estallar, noto como las malignas garras desgarran mi camiseta, desgarran mi falda, dejándome desnuda y expuesta, débil… Noto como mi voz intenta escapar de mi garganta pidiendo ayuda desesperadamente, pero vuelve aterrada al ver el rostro de mi captor, el dueño de aquellas fatídicas manos, que ahora toma forma, toma la forma de un hombre, un hombre roto, un hombre perdido, una bestia… Esta repugnante bestia se abalanza sobre mí como si su máxima aspiración fuera devorarme, pero solo noto su lengua viperina y pútrida recorriendo todo mi cuerpo, haciendo que mi carne se estremezca y llore…

Se que aún me queda mucho por sufrir, pero ante esta situación extrema sólo puedo cerrar mis ojos y esperar a que acabe todo, sea de la forma que sea que esto pueda acabar. Mis lágrimas brotan de mis ojos amoratados como si de un río melancólico se tratase, mezcladas en mi boca con la sangre de la herida del último mordisco de la bestia que me retiene… Ahora queda lo peor, empiezo a notar su miembro erecto, caliente y duro, rozando mi cuerpo… Sus intentos por penetrar en mi mutilan mi carne; el dolor es insoportable; sólo cierra los ojos y no pienses en nada, cierra los ojos y no pienses en nada…

El Camino

El frío tacto de su mano hizo que me estremeciera, sus mortecinos dedos, largos y huesudos, hicieron que me recorriera un terrible escalofrío por el espinazo. Esa mano cadavérica me agarraba por el cuello y me dirigía como si yo fuera una insulsa marioneta, y ella un cruel y lascivo titiritero que me lleva a un mundo de perdición lleno de dolor.
Me fijé en el camino que recorríamos yo, y el dueño siniestro de aquella maldita mano, y me percaté de que andábamos sumidos en la más cruda oscuridad, no podía ver nada, pero mis temblorosos ojos no hicieron ni ademán de acostumbrarse a tan funesta falta de luz, simplemente lo aceptaron, como si fueran cubiertos por algo. Esto se debió a que prefería no ver lo que me esperaba al final de aquel tortuoso camino, el cruento destino que me aguardaba…
Mis torpes pies avanzaban con pesar, lastimosos al no querer ver como llevan a su dueño al dolor. El sonido que desprendían las tozudas extremidades al arrastrarse por el suelo era el de una triste melodía que se repite como un disco rayado, donde el único sentimiento que se podía descifrar en aquella melodía era de la pena y tristezas más profundas.
Presentía que el final llegaba, que mi camino terminaría, que ya no tendría porque sufrir más. ¡Qué tonto fui pensando eso!, ya que tengo que repetir este tortuoso e interminable camino día tras día, como si de un tedioso trabajo se tratase. El final del espantoso camino, que repetiré una y otra vez, acabó cuando en la distancia, mis ojos cansados vislumbraron un horrible letrero, colgado de una valla espantosa, que proclamaba:

“I.E.S. Margarita Salas”

Colores

Colores, colores brillantes se funden en mis pupilas permitiendo que vea el maravilloso lugar en el que me encuentro con más claridad, ahora que estos deslumbrantes colores forman parte de mí, puedo saborear la belleza de este inusual páramo rezumante de vida. En un precioso atisbo de claridad corporal, me doy cuenta que debería mover mis piernas, y recorrer sin miedo este delicado mundo que me rodea.
No recuerdo como llegué aquí, sólo se que el sentimiento de placer que me produce este sitio hace que no me quiera marchar, hace que quiera consumirme poco a poco mientras camino por este celestial paisaje.
Los árboles bailan al son de la melodía de la brisa, una bizarra melodía que puedo escuchar, aunque tenuemente, produciendo en mis neuronas una rara sensación de alegría que hace que me distraiga del calor que ahora invade mi cuerpo. Continúo mi especial marcha, las flores saludan a mi paso con sus bellos petalos, me sonríen, me abrazan… cuando noto su suave abrazo, empiezo a notar como mi camiseta se me pega al torso, ciñéndose a todos los recovecos en los que pudiera haber algo de aire fresco, proporcionándome un calor creciente, pero en este mundo colorido, cosas tan nimias no podrán distraer mi atención.
Al cabo de los minutos caminando, el calor que ahora siento es insoportable, ni los colores, ni los árboles, ni las flores me distraen de la presencia de este calor que ahora me quema. En un instante, mi camiseta cobra vida y me estrangula con fuerza. ¿Cómo se supone que voy a escapar de mi propia camiseta? Mientras mis pulmones se debaten por respirar, mi cerebro piensa raudo una solución…¡Eureka! En dos segundos y actuando rápido como un rayo, utilizando un movimiento inverosímil conseguí zafarse de aquella criatura repulsiva que antes fue mi camiseta.
Cuando me quiero dar cuenta, aquel mundo lleno de vida y color ya no existía, su lugar lo ocupaba ahora un bosque sombrío y tenebroso, con árboles podridos y espeluznantes que me intentan atrapar con sus ramas. Crueles y despiadados, estos seres de la funesta naturaleza de este nuevo escenario, interceptan mis caminos de huída… Estoy corriendo, temo por mi vida, ¿Donde está aquel feliz y maravilloso lugar? ¿En que momento me desvié del camino? Antes de poder pensar en nada más, mis cansados ojos captan que el paisaje a cambiado de nuevo, y ahora me encuentro triste y perdido en un páramo salvaje y desolado, sombrío, oscuro… No puedo más, las lágrimas brotan de mis ojos, noto que mi cuerpo ya no me responde, noto que mi cuerpo, cansado de sufrir, se va recostando en el suelo… estoy tumbado hecho un ovillo, cuando de repente, un animal extraño y colorido, parecido a un cruce de avestruz y pavo real, se aproxima a mi. ¿Qué querrá este animal místico de mí?..
Noto un zarandeo… quiero que pare… lo sigo notando…¡joder, que pare ya!...
Abro los ojos lentamente, muy lentamente. Mis ojos consiguen vislumbrar una silueta, una silueta con forma humana. Descubro que me está zarandeando y diciendo cosas, pero yo no le puedo escuchar. Muevo mi cabeza hacia los lados, intentando saber donde me encuentro… estoy en medio de una carretera, tirado en el suelo, hecho un ovillo. Me levanto parsimoniosamente, recobrando poco a poco la claridad y la conciencia… ¿Qué te pasa? ¿Qué has tomado? La voz de mi acompañante retumba fuertemente en mis oídos, y yo, por no ser descortés, respondo con total tranquilidad:
Lo que Siempre me Dan

Locura

   La noche es oscura, parece como si la oscuridad hubiera engullido al mundo, como si esta zona nunca hubiera sido iluminada. No hay ni un ligero vestigio de luz, y apenas puedo ver a un palmo de mis propias narices. Oigo lobos aullando en la lejanía, pero no es mi mayor preocupación, tengo que seguir huyendo, escapar de la muerte, escapar de mi destino… El camino que sigo, no lo debería seguir nadie; cada paso que doy mi corazón se encoje y estremece; una terrible angustia lo oprime y no me deja respirar; hay árboles a mi alrededor que me observan y me juzgan con su sobrecogedora mirada, sus podridas y enredadas ramas intentan agarrarme para llevarme al lecho de la oscuridad eterna y engullirme. Sólo me separa de la oscuridad total una pequeña y bendita linterna, con la bombilla medio fundida; sólo espero que estos haces intermitentes de luz no sean su último estertor. Sin la luz no soy nada, sin la luz estoy muerto. No sé si vale la pena lo que estoy haciendo; no sé si ya he perdido; no se si es mejor rendirme de una vez… Pero mis pies no me dejan parar, tozudos y cansados siguen el camino, el camino de mi desesperación y angustia…
   Pasan las horas y el camino se va ensanchando poco a poco, como si de un embudo se tratase, aquel estrecho camino se va convirtiendo en una pradera, en una pradera desnuda y triste. La luz malévola y endeble de la luna tenuemente ilumina lo que en algún momento me hubiera parecido una escena grotesca y asquerosa, pero después de varios días caminando sumido en la angustia y el desamparo, raya la normalidad. Unas hienas se dan un festín de lo que parecen ser restos humanos, sus dientes desgarraban con lujuria la carne de aquel pútrido cadáver y sus mandíbulas chirriaban al son de una delirante sinfonía que no procedía de ninguna parte, pensé –“¿Este será mi fin? ¿ Mi carne masticada desprenderá ese sonido putrefacto? ¿Acabaré mi huida sirviendo como cena a unas alimañas mugrientas?”. Estoy demasiado cansado para correr, así que prefiero seguir caminando, muy a mi pesar, pues estoy a punto de rendirme. Aquellos inmundos seres me miran con ojos vacíos, sus bocas salivan imaginando mi cruento final, pero por alguna extraña razón no se acercan ni se mueven, sólo se limitan a mirarme. Deben de haberse dado cuenta de que un peligro mayor se acerca en mi busca, un peligro que no podéis imaginar, un peligro inconcebible, un enemigo del que pocos seres humanos han logrado escapar…
   Poco después veo una casa, no me puedo creer que una casa pueda estar en un páramo tan salvaje, pero me dirijo a ella aún sabiendo el peligro que supone. La casa es una construcción robusta de dos plantas, enormes ventanales y una espectral aura alrededor. Me acerco a la entrada tiritando, pues el ambiente está helado. La puerta de la entrada es de madera blanca. Nunca pensé que una puerta pudiera asustarme tanto, es como si todos mis miedos y mi final me esperaran dentro, pero tengo que seguir, no puedo parar ahora, tengo que escapar o ser derrotado. Mi mano toca el tirador con congoja, lo cojo con fuerza, está frío, abro la puerta y me adentro en el interior… Vacía, la casa está vacía. No hay marcas de muebles y no parece haber sido usada nunca. Me adentro más en la casa, veo unas lúgubres escaleras por las que subo dejando atrás mis prejuicios. El piso superior esta vacío, vacío a excepción de una mujer, una mujer alta, de tez mortecina, pelo blanco y mirada perdida.
En estas momentos mi corazón empieza a latir muy deprisa, pienso en correr, pero sé que ya he perdido. Todo este camino para nada, todo mi sufrimiento en vano. Con total resignación me dirigí hacía ella. “Ella”, esta dama de blanco, al ver que me acerco, me mira fijamente, con esos ojos muertos, y me saluda con voz dulce y temblorosa, como si de la voz de una niña asustada se tratase -“Hola compañero” y yo respondo, aceptando mi derrota y sabiendo que ya jamás podré escapar:
–“Hola de nuevo…Locura

...

Edificios altos, edificios bajos, muros, carreteras, coches cuyos conductores tienen mucha prisa, coches cuyos conductores están calmados, camioneros fumadores, fumadores como camioneros, gente de todo tipo… Al rato todas estás cosas se van haciendo cada vez más pesadas y se empiezan a oscurecer poco a poco, al cabo del tiempo todo se va haciendo más chiquitito también, hasta que llega un punto en el que todo desaparece engullido en un profundo cielo negro.
        A partir de este punto, todo empieza a tomar color otra vez, todo vuelve a su tamaño normal, todo se encuentra otra vez como siempre. Pero esto sólo dura unos instantes, pues antes de darse cuenta, aquellas cosas tan triviales, aquellos objetos tan mundanos, adopta formas imposibles y adquieren características peculiares. Aquellos edificios altos ahora son gorilas enormes que intentan aplastar a los edificios pequeños, y estos a su vez, no son más que acumulaciones ingentes de hormigas asesinas, que luchan ferozmente por su supervivencia. Aquellos muros lisos y apacibles, son transformados por enormes púas que manan del interior del hormigón. Aquella carretera se torna feliz y soleada como un día de verano, y los coches, que ahora son pequeños lagartos, se mueven sigilosamente siseando, buscando una sombra donde cobijarse. Aquellos camioneros, cambiaron los cigarrillos y puros por bombonas de gas, pues así pueden escupir estas espectaculares llamaradas que hacen que sus camiones cobren vida y se tornen en dragones con plumas ardientes. Aquella gente, sólo cambió en una cosa, y es que emitían un sonido desagradable, como un pitido infernal, un pitido que hacía que todo se fuera volviendo cada vez mas negro, cada vez más pequeño….

Parece que tengo mucha suerte, porque siempre me despierto cuando es mi parada…