sábado, 25 de agosto de 2012

.


El viento ondula las cortinas suavemente mientras penetra en la habitación formando
pequeños recorridos de felicidad... la musica suena tenue mientras las notas van caminando
lentamente por tu cuerpo hasta adueñarse de tu cerebro. Se escucha una voz distante, olvidada, 
pero eso a nosotros no nos concierne, sólo podemos escribir. Los dedos se mueven en una
extraña sintonía con las teclas, van creando algo y a la vez destruyendo... cenizas... un 
cenicero lleno de colillas ilumina mi camino hasta la pantalla del ordenador, su olor vicioso
y penetrante imbuye mis pulmones con decadencia, mi cerebro aletargado por los sonidos de la naturaleza despierta poco a poco en una sinfonía de tonos grises y verdes, poco a poco una voz robótica los va transformando en azules cada vez más brillantes y se que en ese mismo instante nada podía ser más bonito y a la vez más catastrófico, ese momento en el que sabes que en cuanto dejes de escribir acabará todo, todas las sensaciones, se acabará todo lo bonito, todo lo malo, se acabará todo... y entonces...

despiertas.

martes, 12 de junio de 2012

¡Estudia!


   Ese momento en el que tu mente está atareada creando escenarios místicos e idílicos mientras tú intentas estudiar...

   Ese momento en el que tu cerebro se contradice intentando hacer que estudies mientras te susurra al oído que te lo sabes perfecto...

   Ese momento en el que la razón te obliga a memorizar palabras sin sentido con la convicción de que en algún momento se ordenen dentro de tu cabeza...

   Ese momento en el que tus ojos recorren incsansables parrafos de tinta sin apenas prestar atención...

   Ese momento en el que tu boca empieza a moverse incontroladamente intentando encontrar sin resultado una pequeña diversión...

   Ese momento en el que tus oídos se convierten en seres superdesarrollados que pueden escuchar hasta el más ligero vaivén del cabello de la chica que esta sentada en la parte opuesta de la biblioteca...

   Ese momento en el que tu estómago empieza a reclamar atención rugiendo como un león desbocado...

   Ese momento en el que tu nariz es más propensa a necesitar ser liberada y vaciada...

   Ese momento en el que el corazón te pide escribir...

   Ese momento...
                          esa sucesión de momentos que sólo se dan en una biblioteca.

domingo, 25 de marzo de 2012

Joe

El tiempo pasaba lentamente en la pesada oscuridad que envolvía el lugar. En el escaso cobijo que ofrecían dos arbustos se resguardaban dos inocentes criaturas, dos niños que hace poco aprendieron a andar, dos niños que no sabían lo que era el peligro. Pero en este momento sus corazones palpitaban rabiosos, su piel se erizó, sus manos temblaron... y supieron lo que era el miedo.
Alrededor del triste refugio reinaba el caos, todos corrían, todos gritaban. Algo les perseguía… algo nefasto, algo cruel, algo despojado de compasión  hacía ya mucho tiempo.

El tiempo pasaba lentamente en ese inútil escondite... esperar con miedo puede hacerse eterno. Los niños creían que habían estado llorando años, pero todo paso en cuestión de minutos... un chasquido procedente del otro lado del arbusto hizo que los instintos de supervivencia de los niños movieran sus cortas piernas más rápido de lo que jamás hubieran imaginado... pero eso no bastó. Antes de darse cuenta, uno ellos cayó al suelo con el cuello ensangrentado y los ojos en blanco. El otro, al darse cuenta de esto, intentó tirar de su compañero, arrastrando su cuerpo con toda la fuerza que pudo, pero eso sólo sirvió para retrasarle, y pronto se encontró con su perseguidor cara a cara... BANG!

"Hace un gran día para cazar conejos, verdad Joe?"