lunes, 29 de agosto de 2011

Hacia la boca del infierno


   La lluvia torrencial golpea nuestros cuerpos con furia, los débiles mueren ahogados mientras que los fuertes se mantienen intactos. La vida en un barco no es fácil, y aún menos cuando el cielo y el mar han hecho un pacto con el demonio para que no llegues a tu destino. Las implacables olas golpeaban la proa con fuerza, y la fuerza era tal, que el hermoso mascarón de proa que representaba a una sirena, había sido arrancado de cuajo y enviado directamente a las profundidades marinas. El barco se tambaleaba cruelmente, y algunos de los tripulantes salían despedidos de la cubierta para hacer compañía al mascarón.
   “¡Las velas se están rasgando!”- sonó por estribor.
   El pánico se apoderó de algunos, pero la mayoría luchaban tenazmente contra el vendaval, contra la tormenta, contra el mismisimo Poseidón... Marineros corrían de un lado a otro, atando cabos, sujetando las velas, intentando dominar el timón, pero parecía que una fuerza sobrenatural no quería que sobreviviesen, pues el viento golpeaba cada vez con más y más fuerza, las olas cada vez más grandes ya inundaban los camarotes y arrastraban a los valientes marineros a una muerte cruel.
   El capitán daba ordénes serenamente y a la vez severamente, el conseguía que los marinos guardaran la esperanza, pero cuando una nefasta ola perforó la parte inferior de la proa, el mismo sabía que estaban perdidos. “¡El barco se está hundiendo!”- Este grito recorrió el barco como un relampago, y sentó como un latigazo en la espalda... ¿Todo el esfuerzo en vano? ¿Vamos a morir?...
   A pesar de que la furiosa tormenta ahogaba nuestros llantos la voz del capitán retumbó como un trueno en toda la embarcación:
   -” ¡Marineros! Sentíos orgullosos de vosotros mismos, incluso en las condiciones más adversas habeís dado todo lo que estaba en vosotros, os habéis exprimido al máximo y no os habeís rendido en ningún momento. ¡RECIBAMOS EL INFIERNO CON UNA SONRISA EN LA BOCA!”



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