jueves, 20 de diciembre de 2018

Rusia

Imagínate que estás caminando por las calles de un distrito rico de Moscú. Calles repletas de luces con grandes edificios, gente por las aceras. Es de noche. LLegas a un callejón en la esquina de un bar y te metes por ahí. Apenas hay luz cuando apareces en una puerta con dos hombres vigilándola. Típicos matones rusos que parecen armarios con máscaras de animales que te preguntan una contraseña. Repites las palabras que te repitió tu amigo y te abren la puerta. Frente a ti un pasillo largo y negro que acaba en unas escaleras. Escuchas música y la sigues. La puerta se cierra detrás de ti.

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